28 de mayo: Día Internacional de la Visibilización sobre la Salud Menstrual

Cada 28 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Visibilización sobre la Salud Menstrual. Esta fecha no es casual: el 28 representa los días promedio del ciclo menstrual, y el 5 simboliza la duración media del sangrado. Pero más allá de la simbología, este día nace de la necesidad urgente de hablar de algo que nos atraviesa a millones de personas en el mundo, y que por siglos ha sido silenciado: la menstruación.

¿Por qué visibilizar la menstruación?

Porque menstruar no debería ser motivo de vergüenza, exclusión ni desigualdad. Y sin embargo, en pleno siglo XXI, todavía existen enormes barreras sociales, culturales y económicas que afectan la forma en la que vivimos nuestros ciclos.

El tabú menstrual sigue presente en muchas culturas. En algunas comunidades se considera algo sucio o impuro, lo que lleva a niñas y adolescentes a ocultar su menstruación, a faltar a la escuela o a recibir información errónea. Incluso hay religiones que prohíben el contacto con personas menstruantes durante sus días de sangrado. Esta invisibilización no solo es simbólica: limita derechos, oportunidades y calidad de vida.

Pobreza menstrual: una realidad que duele

Según UNICEF, se estima que alrededor de 500 millones de personas menstruantes en el mundo no tienen acceso a productos menstruales, educación adecuada ni servicios de saneamiento básicos. En Argentina, un informe de Economía Feminita reveló que una persona menstrua en promedio durante 40 años y puede llegar a gastar más de $600.000 a lo largo de su vida solo en productos descartables. Para muchas familias, esto representa un lujo.

La pobreza menstrual no es solo la falta de toallitas o tampones. Es también la falta de acceso a agua potable, baños seguros, información clara y contención emocional. Y es, sobre todo, una manifestación más de la desigualdad de género.

Educación menstrual: clave para cambiar la historia

Hablar de menstruación desde una perspectiva de salud, derechos y diversidad es fundamental. La educación menstrual integral y sin tabúes permite que las infancias, adolescentes y personas menstruantes entiendan sus cuerpos, tomen decisiones informadas y vivan sus ciclos con libertad y dignidad.

Es necesario que esta educación esté presente en las escuelas, en los hogares y también en los medios. Porque menstruar no es una experiencia universal ni igual para todas: las condiciones económicas, étnicas, religiosas y culturales moldean profundamente cómo cada persona vive su menstruación.

¿Y las políticas públicas?

Para eliminar la brecha de género en torno a la salud menstrual necesitamos más que buenas intenciones: necesitamos políticas públicas concretas. Esto incluye:

  • Distribución gratuita de productos menstruales en escuelas, hospitales y espacios comunitarios.

  • Campañas de concientización y educación.

  • Acceso a baños seguros y condiciones de higiene.

  • Apoyo a iniciativas que promuevan opciones sustentables y reutilizables.

Celebrar este día no es solo un acto simbólico, es una oportunidad para exigir justicia menstrual. Porque menstruar con dignidad es un derecho, no un privilegio.

 

Fuentes:

 

¿Querés sumar tu voz a este cambio? Empezá por hablar, compartir, elegir opciones sostenibles y exigir políticas justas. Cada paso cuenta para menstruar como sos. 💪🩸